Soñé una noche, con la única luz de tú presencia, soñé un hermoso jardín de gladiolos florecidos sembrado en el asfalto, soñé que tu mano me soltaba brevemente, anhelé encontrarte, y mi alma corrió hacia ti, soñé con tu mirada repleta de palabras dulces, soñé que en el asfalto restaurabas una vieja alacena. Pocos nos dan esta libertad dijo una voz.
Yo fui alacena, tú carpintero y labrador. Yo idea, tú certeza, yo prana, tú materia Pocos nos dan la libertad. Anoche soñé la vida.
0 Comments